Mimì, que tiene doce años, gafas, labia de sabelotodo y obsesión por los
cómics, los astronautas y Karate Kid, vive en un edificio de un barrio popular
de Nápoles, donde su padre trabaja de portero.
Se pasa el día en la calle, junto a su mejor amigo Sasà, un golfillo, o en el apartamento de un dormitorio que comparte con sus padres, su hermana adolescente y sus abuelos.
En 1985, el año en que todo cambia, Mimì está practicando la transmisión del pensamiento, urde planes para poder comprarse un disfraz de Spiderman, y busca el modo de romper el hielo con la guapísima Viola, convenciéndola para llevar comida a Morla, la tortuga que vive en la gran terraza del último piso.
Pero, sobre todo, conoce al joven periodista Giancarlo, su superhéroe. Que, en lugar de Batmóvil, tiene un Citroën Mehari verde. Que no vuela ni mueve montañas, pero escribe. Y que por armas tiene un cuaderno y un boli, con los que lucha para vencer el mal.
Lorenzo Marone nació en Nápoles en 1974. Después de trabajar como abogado durante casi diez años, mientras escribía relatos que no dejaba leer a nadie, decidió dedicarse a tiempo completo a la escritura, su verdadera pasión.
Autor de éxito, ha publicado La tentación de ser felices (Premio Stresa 2015, Premio Scrivere per amore 2015, Premio Caffè Corretto – Città di Cave 2016), con doce ediciones en Italia, once traducciones en el extranjero y una adaptación cinematográfica (La tenerezza, dirigida por Gianni Amelio).
Sus siguientes novelas, La tristeza tiene el sueño ligero (Premio Città di Como 2016) y Quizás me quede mañana, se han convertido en nuevos éxitos de crítica y ventas en Italia.
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