La próxima vez que notes el roce del viento, piensa de dónde viene y adónde va. Algún jirón habrá acariciado las cumbres de las profundidades del Sáhara. Tal vez captes al vuelo el fragante aroma de los vastos bosques de la taiga siberiana. O quizá hoy llegue directamente de las fauces abiertas de un león de la pradera africana. Cada soplo trae consigo la historia de su viaje.
Si tienes suerte, lo oirás susurrar. Es la llamada silenciosa a la aventura, invitándonos a acompañarlo a lugares inexplorados.
Hace cuatro años, mientras recorría a pie una remota zona de la selva amazónica en compañía de unos amigos, nos topamos con una choza. En un rincón de la morada, bajo unas hojas de palma caídas, encontramos una caja de metal, lacrada por años de óxido. Intrigados, la abrimos con mucho cuidado. En su interior, envuelta en bolsas de plástico, había una colección de cuadernos, diarios y libretas de dibujo, asombrosamente bien conservados dado el clima. En aquel momento no fuimos conscientes de ello, pero acabábamos de toparnos con la obra vital de un artista y aventurero anónimo.
Mientras hojeábamos con gran cuidado aquellas delicadas páginas, descubrimos un tesoro oculto de conocimientos de supervivencia acompañados de un gran número de bocetos e ilustraciones a color que evocaban aventuras vividas por todo el mundo. La caja y su contenido fueron debidamente enviadas de vuelta a casa, donde durante los dos últimos años se han recopilado y editado con gran esfuerzo para crear este Libro del aventurero desconocido.
La identidad del aventurero sigue siendo una incógnita, pero junto con los textos y los dibujos había una carta que parecía dirigida a dos jóvenes miembros de su familia. El mensaje no dejaba lugar a dudas: sed buenos y aventureros.
Esperamos que también nos inspire a nosotros a adentrarnos en la naturaleza y vivir aventuras.
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